¡En Humahuaca! Raros cráneos deformados

 JUJUY. En el Museo Arqueológico local hay varios con extrañas formas

En el Museo Arqueológico de la ciudad de Humahuaca, en la provincia de Jujuy, se encuentran en exposición varios cráneos pertenecientes a aborígenes que habitaron esa región, con claras deformaciones hechas de manera intencional.

El hallazgo de estos restos en esas condiciones ha llamado la atención de los arqueólogos y se han propuesto diversas teorías para explicar el por qué de esta práctica entre los antiguos residentes de la zona. El Noroeste Argentino fue habitado por los diaguitas, denominados en un principio por algunos autores como “calchaquíes”.

Ocupaban valles y quebradas y fue la cultura que logró mayor complejidad y que alcanzó una gran cantidad de población en relación a otros grupos aborígenes. Sin embargo, y a pesar de la gran expansión diaguita que llegó a representar el 75% de la población total del Noroeste Argentino, en la Quebrada de Humahuaca tenían su asentamiento exclusivamente los omaguacas o humahuacas, que, si bien tuvieron una gran influencia diaguita en sus costumbres, poseían una cultura e idiosincracia propias.

La principal ocupación de los omaguacas era la agricultura y, en menor medida, la caza. Poseían un sistema de irrigación artificial y andenes de cultivo, y sus principales industrias eran la alfarería, la metalurgia y los tejidos. Se comunicaban con otras tribus a través del comercio, ya que la Quebrada constituía una vía de comunicación natural muy importante entre las comunidades que rodeaban la zona.

Los omaguacas eran también guerreros, y tenían la costumbre de colgar las cabezas de sus enemigos como señal de trofeo. Los cráneos deformados hallados en esa zona por los arqueólogos pertenecieron a este grupo originario. La deformación es de tipo tabular-oblicuo, que se obtiene mediante la presión de los huesos frontal y occipital realizada con tablas de madera

Esta práctica se comenzaba desde niños, antes de los tres años, cuando la estructura ósea aún conserva su plasticidad, con la finalidad de que el cráneo fuera adquiriendo esta forma particular a medida que iba creciendo el individuo.

No se puede determinar exactamente el motivo de tal deformación, pero existen varias hipótesis. En principio se supone que daban al cráneo un valor muy importante, ya que, como describimos anteriormente, los de los enemigos eran piezas que se exhibían como signo de triunfo.

Se sabe que los atacamas también deformaban sus cráneos intencionalmente, y que lo hacían por razones estéticas, pero los omaguacas son un misterio en ese sentido. Es probable que lo hicieran con el mismo objetivo, aunque algunos especialistas se inclinan a pensar que formaba parte de un ritual que tenía que ver con algo con aspectos esotéricos propios de esa cultura.

También es válida la conjetura de que la deformación craneana se efectuaba para distinguir a cierto sector de la comunidad, como por ejemplo a los guerreros o a las clases sociales más altas, pero no hay conclusiones definitivas al respecto. Los antropólogos explican que la deformación craneana lleva a cambiar sólo la forma del cráneo pero nunca el volumen, que permanece siendo siempre el mismo.

Esto quiere decir que la deformación no aumenta la capacidad craneana ni la disminuye, manteniendo inalterables las funciones cerebrales. Sólo un excesivo aplastamiento del lóbulo frontal puede dejar secuelas neurológicas, provocando una disminución de la capacidad de iniciativa del individuo al ser esa zona la responsable del control de la voluntad.

Cuando Humahuaca fue fundada por Juan Ochoa Zárate en1594 junto con algunos misioneros, decidieron denominar así al lugar debido a una leyenda aborigen que hablaba de una cabeza que lloraba gritando: “¡Humahuac! ¡Humahuac!”.

Esta referencia es importante porque se trata, otra vez, de “una cabeza”, lo que demuestra la relevancia que le daba este pueblo precolombino a esta parte del cuerpo humano, lo que hace pensar que lo más probable es que haya sido un elemento de culto ligado a un sentido simbólico y religioso.

De todos modos aún se encuentran en estudio las causas por las que esta extraña práctica se efectuaba entre un pueblo con tantas actividades productivas como los omaguacas. Aunque se hayan planteado varias hipótesis al respecto, no hay pruebas concluyentes que puedan afirmar cuál de todas estas variables es la correcta.

Por eso este tema continúa siendo un enigma para nosotros y, tal vez en un futuro, las investigaciones logren dar con la respuesta a esta incógnita que llama tanto la atención. Por ahora, sólo podemos conformarnos con las diversas conjeturas que se ciernen sobre ello.

NO FUERON LOS ÚNICOS: UN HÁBITO NO EXCLUSIVO

Lo que se sabe a ciencia cierta es que este hábito ya lo practicaban en Nubia, Egipto, y en algunas culturas asiáticas hace miles de años por razones rituales, estéticas o religiosas; y que también en Perú se encontraron restos óseos con las mismas similitudes, lo que también permite pensar en una influencia incaica sobre los omaguacas respecto a esta práctica.

Se conoce que el inca Manco Capac decidió que se amarraran las cabezas de aquellos que presentaban ciertas características para que crecieran con deficiencia mental. Según su criterio, quienes presentaban cabezas muy redondeadas y grandes, eran emprendedores y rebeldes, por lo que la deformación tenía por objeto hacerlos sumisos y obedientes.

Su nieto, el inca, dispuso la misma orden con la misma finalidad. Tal vez los omaguacas hayan recibido esta influencia en sus costumbres, sin embargo no hay nada concluyente.